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CRUZANDO EL PUENTE

TRIANA

Gracia de Triana en el recuerdo

La celebración el acto contó con gran asistencia de público, estableciendo una mesa redonda de gran interes al ser sus participantes unos grandes entendidos en la copla.

Antes de comezar se proyectó este documental que tuvo una gran acogida.

 

Dado que en el Programa de la Vela editado por el Distrito de Triana del Excmo. de Servilla es muy generico, que es el patrocinador de dicho acto incluido en todas las actividades de esta incomparable fiesta trianera, nuetro querido amigo Pepe Camacho ha realizado este bonito cartel con todo lujo de detalles.

El Niño Sabio de Triana

 

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Paseando por Triana, mi barrio, en mas de una ocasión, me detengo a leer algunas de la placas en  cerámica que existen en muchas de sus calles en recuerdo de tantos y tantos personajes que ha dado esta singular y universal parte de nuestra ciudad.

Me ensimismo y cabalgo entre los recuerdos de un tiempo ya pasado.

Cuantos recuerdos íntimos y populares se asoman al balcón de mis pesares, viendo como la vida pasa y se acaba sin que en la mayoría de las veces no se haya hecho una justicia sana y verdadera no guiada por intereses efímeros e innecesarios, ya que la realizada solo ha obedecido a la gran Comedia Humana, a la que estamos todos sometidos por el comportamiento cruel e inconsciente que con sus actitudes tiene la mayoría de las veces el ser humano.

En los momentos actuales dónde los  valores humanos están en una ausencia permanente, me viene a la memoria un hombre del que desde mi niñez oí hablar de él constantemente al ser mi madre una fiel seguidora de su obra, no sólo poética, sino por su la labor humana con el barrio de Triana.

Este no es otro que José María Romero Martínez, el cual lo tuve presente, no solo por los recuerdos íntimos de mi infancia, sino al leer en los medios de comunicación que iban a beatificar a todos aquellos que fueron victimas de una sola parte de nuestra desdichada Guerra Civil, mientras otros siguen con su pena en el alma, y sin justicia alguna para rescatar a sus seres queridos enterrados aun en las cunetas o en las Fosas Comunes de nuestros cementerios.

Ante todos estos acontecimientos no tengo mas remedio que entrar en una serie de análisis y hacerme estas preguntas:

¿Cómo es posible que sucedan estas situaciones?

¿Como es posible que se hagan declaraciones que esto es parte de la reconciliación?

En este país no ha cambiado nada, absolutamente nada, creemos que estamos en Democracia, y es totalmente falso, domina sólo el poder del dinero, el cual tiene más influencia que el poder político, y seguimos homenajeando a aquellos que fueron los responsables de una Guerra Civil al derrocar a un Poder legalmente establecido.

Lo sensato hubiese sido el reconocer a todos por igual, dándole a cada uno el sitio que le corresponde, en el ámbito y el lugar de sus creencias.

Estamos en el mismo lugar que antes, aquel por el que un Intelectual como José Maria Romero Martínez luchó tanto y dio su vida.

Yo lo que puedo ofrecerle es solo tenerlo en el recuerdo, ya que otra actitud seria inútil, ni una mísera Placa de reconocimiento a su persona por el barrio a que tanto le dio.

A ti José María

Poeta de insigne figura

Guardián de pensamientos nobles

Te tendré siempre en mi memoria

Al ser una gran y humana persona

 

Aquellos tiempos pasaron

Pero lo sembrado con tu poesía

Siempre será eterno

Como tu comportamiento humano

 

José María Romero Martínez, nació en el número 11 de la calle de Sevilla, en Olivares, a las 3 de la madrugada del 3 de octubre de 1893. Era el cuarto de la decena de vástagos que, engendró el matrimonio compuesto por el notario público de la villa Miguel Romero Sánchez, natural de El Jabugo, y María del Carmen Martínez Arellano, gaditana, feligresa del Sagrario de la Catedral de Sevilla, casados el 25 de abril de 1886 en la hispalense Omnium Sanctorum. Once días después fue bautizado por el primer cura propio que tuvo la «parroquial iglesia mayor», el Presbítero D. Isaías Álvarez Barrera. Le impusieron los nombres de José María Antonio Teodoro Cándido del Sagrado Corazón de María.

En 1908, la familia Romero se traslada a Sevilla, donde el padre obtuvo plaza de notario. Fue matriculado en el colegio del Santo Ángel y en 1910 José María comienza los estudios de Medicina, concluidos con premio extraordinario en 1917. 
Una vez terminada su carrera se instala como médico en la popular calle Pureza de Sevilla, dónde muchas veces no sólo no cobraba por sus consultas sino que pagaba de su bolsillo las medicinas a quién lo necesitaba. Se le conocía como “el niño sabio de Triana”. 
Desde mediados de los años veinte, una vez concluido el doctorado despliega una amplia y fecunda labor profesional como médico de la beneficencia provincial, como subdirector del Manicomio, como profesor auxiliar de la Cátedra de Histología, además de ser pionero y miembro de la Comisión Científica de la Liga Española contra el Cáncer.

Aunque escribía desde los diez años su vocación literaria se consolida en sus años de estudios en la universidad. Por entonces publica en las revistas como La Exposición y Andalucía y diarios como El Liberal de Sevilla. Ingresa en el Ateneo, que en 1915 le otorga La flor Natural en los Juegos floreales por su “Canto a la Paz”.

 

¡ Oh fruto del divino Paracleto

ven a apagar el fuego que ha encendido

en el alma del hombre de la locura.

Hermana del amor y la armonía

Que renazca la dicha en el espíritu

Y el corazón airado ame de nuevo

Las serenas palabras fraternales

Que tu ramo de oliva dulcifique

Esta inquietud mortal de la discordia,

Y que triunfe en el alma el pensamiento

De que todos los hombres son hermanos.

 

En 1927, como vocal de la sección de literatura del Ateneo organiza el encuentro de jóvenes poetas españoles que reivindican a Góngora en el tercer centenario de su muerte.

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Serrano inmortalizó fotográficamente el acto; en el que aparecen centrados José María Romero Martínez y el presidente del Ateneo, Blasco Garzón; y a sus lados, Alberti, Lorca, Chabás, Bacarisse, Jorge Guillén, Bergamín, Dámaso Alonso y Gerardo Diego. Tras el fotógrafo se situaban Cernuda, Villalón, Salinas, Porlán, Adriano del Valle, José Bello, Amantina Cobos, su marido el pintor Villalobos, Alejandro Collantes, Romero Murube, Labrador, Llosent, Espina, Fernández Almagro, Muñoz San Román, Laffón, Bacarisas, el torero Sánchez Mejías, Juan Miguel Sánchez, Lafita, Majó, Núñez Cabezas de Herrera, Tamayo y José de la Peña, entre otros.

Constantes las alusiones al pueblo natal, en “Romances de Primavera” ensueña, con bucólica suavidad, el despertar al amor y la belleza, y el dolor terrible por la muerte de una antigua novia que lo vio partir hacia la conquista de la fama.

Me encontraré esta noche en la ciudad lejana, 
sin la luz de tus ojos ni el calor de tus manos;
entre el bullicio alegre, por las extrañas calles [...]. 
Y en mi alma se agota, sin cesar; el deseo
de que el tren se detenga y volver a tu lado. 
El tren no se detiene. El tren sigue sigue su marcha.
 

Entregado al ejercicio profesional, sus inquietudes políticas, por convencimiento y amistad, se iban acercando a las tesis del cambio político que habría de verificarse en 1931, siendo elegido en 1936 secretario provincial de Unión Republicana, el partido de Martínez Barrio, y ocupando, sólo unos días, durante el Frente Popular, el cargo de gobernador civil de Sevilla. 

El trío formado por Romero Martínez, Puelles y Blasco estaba pronto a desaparecer: José María Romero y Puelles (Presidente de la Diputación Provincial) son fusilados el 19 de septiembre de 1936.

PACO PAREJO, PACO PAREJO

 

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El tiempo pasa, las vivencias y los re­cuerdos quedan grabados en lo más profun­do de los sentimientos del alma, y cuando esta es generosa, sencilla y humana queda enmarcada con el aura del bien hacer que la embellece aún más, resaltándola y creando diferencias nobles para que las razones natu­rales del comportamiento dejen la huella im­perdurable en el tortuoso camino de la vida.

PACO PAREJO, PACO PAREJO

Paco Parejo, es un personaje con el cual existe la obligación moral de tenerlos entre las páginas entrañables de la amistad, ayudándonos en el empeño de rescatar las nobles causas del por qué de sentirse en Trianero; despejar la difícil incógnita del perfil de un carácter, forjado en las fraguas de las circunstancias que se dieron en el Viejo Arrabal.

Así fue y así sucedió en una tarde oto­ñal en el antiguo Centro Castilla, hoy con nombre de "Sonanta", herencia sonora del rincón entrañable que se nos fue, convertí­do por unos momentos en confesionario de dichas y desdichas lejanas, enriquecidas por el amor de las nostalgias del vivir cons­tante de la ilusión, para poder seguir cami­nando por los caminos que nos llevará a de­jar el testimonio de nuestros comporta­mientos, fuentes y veneros que apagan la sed de los conocimientos, enriqueciendo el saber de quien hemos sido y seremos ante inciertos y nuevos futuros.

Triana y Villanueva es el camino

de un trianero como el que más,

flamenco como la copa de un pino,

cabal como el primero: Humanidad.

Su gracia un Don Divino, que regala con su amistad.

De nombre se llama Paco,

su cante el de la Soleá,

su apellido Parejo es.

Su amistad un gran regalo,

arte el de su bien hacer

Francisco Parejo nace en el año lejano de 1.935, en la calle Doncella de la Judería Sevillana, Barrio de Santa Cruz, hijo de un modesto tranviario, a los tres años su fami­lia se traslada a la calle San Primitivo, cer­ca de la cochera de tranvías de la Puerta Osario, tiempos de estrecheces y carencias, hasta llegar definitivamente a la Plaza de las Moravias, de donde sale para casarse con una mocita trianera de la calle Alfare­ría, barrio que ya no abandonaría, siendo llamado por todas las gentes de Triana ca­riñosamente "Paco el diente", debido a su profesión de mecánico dentista; aprendida desde su juventud, ya que un amigo de su padre llamado Manolo Rojas, su cuñado te­nía esta profesión y necesitaba un chico pa­ra realizar los recados. Aquel día, el niño que dejó los Escolapios de la calle Mataha­cas a los nueve años, donde se establecía de la diferencia entre ricos y pobres, para co­locarse en una panadería haciendo roscos en aquellas madrugadas tristes de la pos­guerra para llevar el pan a su casa y algún dinero con objeto de ayudar a su familia; nunca pensó que esta profesión de mecáni­co dentista seria la de toda su vida junto a su compañera inseparable, unido a un ba­rrio que lo acogió con cariño y al que ama con locura.

En aquella Semana Santa del año 1.952, cuando sólo contaba la edad de die­cisiete años, su vida iba a cambiar de rum­bo, cuando conoció a la salida de la Cate­dral a una niña de catorce años de la otra orilla del río, cruzó el puente y en Triana se quedó para siempre. No había duda alguna que aquella niña Dolores, trianera de la ca­lle Alfarería le conquistó el corazón para el resto de su vida. Una vez finalizado su ser­vicio militar en Tablada como voluntario y reclamado por el Hospital Militar del Pabe­llón Vasco como protésico dental, se deci­de a contraer matrimonio, siendo el día de Noche Vieja, el 31 de Diciembre de 1.959, en la trianera Iglesia de la 0. La genialidad de este personaje de una Triana insólita se pone de manifiesto hasta en los momentos de contraer matrimonio, así es Paco Parejo, y así será, poeta en sus lienzos de humani­dad, sentimiento profundo en su habla pau­sada y cariñosa.

Al conocer a la niña trianera quedó marcado su destino con Triana. Desde aquel entonces fue un trianero más, aque­llos paseos por sus calles después de sus caricias de amor, su deambular estaba con el cante de aquella Triana lejana donde su eco florecía en los templos tabernarios del arrabal, hasta tal punto que una vez casado y tras un breve paso por la calle Callao compra un piso y un local en la calle Alfarería y debido a su iniciativa crea una tertu­lia flamenca "La Soleá de Triana" por don­de pasaron todos las grandes figuras del cante de la época, desde el genial José Te­jada Martín "Pepe Marchena" hasta Don Antonio Mairena; lugar de encuentro de jó­venes ilusionados que querían aprender la lección magistral de esta historia maravi­llosa mirándose en el espejo de los grandes maestros; Allí estuvieron entre otros "José el de la Tomasa", aquel que un día en un re­cital de piano del que fue un genio "Pepe Romero" tuvieron que descargar el pesado instrumento para celebrar los "Jueves del Zurraque" y ante tanto peso el joven "To­masa" le inquirió: ¡Porqué no te has dedi­cado a tocá la "armónica" mi arma!. Y aquel largo día cuando el "maestro de ma­estros" fue uno más entre los asistentes y quedaron los presentes extasiados mientras cortaba jamón y caña de lomo, empezando a cantar llevándose largas horas tocando el instrumento maravilloso de su garganta. Cuantas vivencias creadoras ante las inicia­tivas de Paco Parejo, que se inventaba una fiesta hasta cuando sus hijos se les curaban las boqueras.

Por la "Soleá de Triana" pasaron todos, Antonio Díaz "Fosforito", Juan Peña "El Lebrijano", Diego Clavel, siendo unos ter­tulianos más incrustados en la reunión de amigos generosos de una Triana que se nos fue.

Hasta donde llegó la capacidad de la inventiva que decidieron resucitar la Cruces de Mayo trianeras, cortaron la calle Al­farería, levantaron la Cruz, coches de caba­llos para los artistas que llegaban y hasta las buñoleras. Las gentes de Villanueva del Ariscal, Márquez el Zapatero, Salvador Muñiz y Manolito Blas, regalaron un barril de vino y ¡cómo no! jarrillos de lata, toda la calle probó el buen caldo que produce este bonito pueblo del Aljarafe; apareciendo la poesía natural y espontánea de Paco colo­cada en el barril:

 Como serán los amigos

que tenemos en Villanueva

con solera y sin ojana,

que nos mandan este vino

para que se pongan "a gusto"

sus amigos de Triana. 

Su llegada a Villanueva del Ariscal la realiza a través de un amigo suyo, Ricardo Castillo que le ofrece comprar una parcela para construir algo, y tanto que así fue; to­dos los Domingos pala, palaustre y vino del lugar a la hora de hacer la mezcla para que la cosa tuviera gracia, ollas de garbanzos o lo que fuera, hasta que empezaban a rom­per los cantes.

Gracia y salero por los cuatro costados. Cuándo celebró sus Bodas de Plata, fue en Villanueva, traje de novia y novio incluidos se dispusieron a hacer un viaje de novios ficticio, dando la coincidencia que en aque­llos momentos por la puerta pasó un Moto­carro cargado de remolacha, ni lo dudaron, la pareja al carro, encima de las remolachas y vueltas por el pueblo ¡Vaya un viaje de novios! ¡Corto pero con gracia! Que hizo reír a todo el pueblo y por supuesto a todos los artistas invitados empezando la fiesta. Nos imaginamos la que se formaría; tanto que eran las seis de la mañana y ésta seguía.

Allí sigue en su calle Alfarería, su calle, la de siempre, cuantas anécdotas guardadas en su memoria, como aquel empeño de ha­cerle un regalo a "Pepe Marchena" a lo que el maestro se negaba, contestándole que "tenía de to", pero no tenía lo que le regaló el genio y la gracia de Paco Parejo, hecha con el arte de su pro­fesión de protésico, no nos podemos imagi­nar la cara que puso el maestro muerto de risa ¡por Dios una rana con dientes y Pepe Marchena sin dientes! Le prometió que se la llevaría y la pondría en un lugar destaca­do en la galería de sus infinitos regalos.

A pesar de defender el cante y muy en particular la "Soleá de Triana" de la que es un profundo enamorado, mantiene con el saber del conocimiento que aquellos tiempos no volverán, ya que la juventud tiene a su alcance unas comodidades que no tenían antes.

“Lo primero que pienso yo: Que un muchacho que tiene un sofá, un frigorífico lleno, en la cocina un jamón colgao y un coche para irse los domingos a la playa, como le vas a decir tu:

Cuando paso por tu puerta,

Cojo pan y me lo voy comiendo

Para que no diga tu madre

Que con verte me mantengo

¡El muchacho qué va a decir! ¡Esto có­mo puede ser! ¡Esto qué quiere decir! ¡Es­tas gentes están locos! Los cantes van acompañao con la necesidad, si tu tiene hambre y te canto algo de hambre tu me entiendes, pero si lo tiene todo nunca te va entender ¡Estas gentes están locos!

Es igual que el tío que tiene gracia, si tiene hambre tiene más gracia, yo no he pa­sado hambre por que mi padre siempre ha trabajado, ¡Pero papas con lauré! Yo pasa­ba todos los días por la calle Amor de Dios, cuando iba a entregar los trabajos, y cuan­do eran la una de la tarde, llegué a meterme en un zaguán de una casa de gentes ricas que allí había, aquello olía a puchero y me metía para olerlo, yo me decía ¡Dios mío es­to cuando lo voy a probar yo! Y cuando yo pegaba dos o tres respiros decía: ¡Ay! ¡Que bien me he puesto! Yo lo que tenía en mi ca­sa eran papas y pan con aceite ¡Si mi padre era tranviario! Tenía que irse de guarda de noche a un almacén para poder tener algo más para comer en casa. Cuando pelo una naranja nunca echo la cáscara en un plato que haya sobrado comida, a eso le tengo un respeto muy grande, siempre me acuerdo de los que no tienen. Si así pensáramos todos, nunca nos creyésemos importantes. ¿Quién puede ser importante si mañana te vas a hacer un análisis y te dice el médico va usted a durar once días? ¡Y ahora qué pasa, dón­de está la importancia del ser humano!"

No existe duda alguna de la humanidad de nuestro personaje, luchador incansable en la defensa de sus creencias nobles y sencillas como es el comportamiento de su persona.

Sigue en su calle Alfarería, donde na­ció aquella mocita trianera que conoció en la Semana Santa sevillana, y que más tarde seria su esposa, rodeado de toda su gran fa­milia, de sus hijos y nietos, en una bonita clínica dental decorada con exquisito gus­to, donde se respiran los aires de Triana, entre nazarenos, costaleros, bailaores, pla­tos de cerámicas, su Cachorro y su Virgen del Rocío.

Este es Francisco Parejo, para muchos “Paco el diente”. Un personaje más de una Triana insólita.

PERSONAJES DE UNA TRIANA INSÓLITA

MANUEL GARCÍA RODRÍGUEZ

“MARTINILLO”

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Manuel Garcia Rodriguez "Martinillo" en plena juventud

El traer a nuestras pá­ginas a este persona­je, no de nacencia, pero sí casado con una triane­ra, y que estableció su resi­dencia en plena calle Castilla, ha sido debido a la importan­cia que jugó en la época que le tocó vivir, dedicándose a la defensa de la clase tra­bajadora y muy en par­ticular al gremio de las aceituneras de las tan­tas existentes en nues­tra ciudad y la mayor parte de ellas en el ba­rrio de Triana, cuando ésta era eminentemente rural.

El escribir de "Mar­tinillo" que era como se le apodaba a Manuel García Rodríguez, es honrar la memoria de todos aquellos que en base a sus sacrificios y sufrimientos ayudaron a crear una sociedad más justa y solidaria, hasta el punto de que, como en este caso, pa­garon con su vida la de­fensa de sus ideales y creencias.

La República contaba con dos años escasos de existencia en 1933, los tumultos y agita­ciones sociales estaban a la orden del día, la clase trabaja­dora se organizaba oponién­dose de un modo contundente al sistema político que había dejado a la ciudad, una vez acabada la Exposición Iberoa­mericana del año 1929, en una seria frustración económica, acabando con las expectativas y las ilusiones de los gober­nantes de la Dictablanda. La recién instaurada República no era capaz de resistir los embates ni de los conservado­res, que querían perpetuar su situación de privilegio, ni de la clase trabajadora que lucha­ba para salir de la desesperan­te situación de miseria en la que se encontraba. Una socie­dad agitada y convulsa la que lo tocó vivir a Manuel García Rodríguez "Martinillo". Un hombre nacido a primeros de siglo y que murió en plena ju­ventud, debido a la barbarie de un conflicto propiciado por la razón de la fuerza y no del entendimiento huma­no que es el que debe prevalecer ante cualquier si­tuación, por muy grave que esta sea.

Nacido en la plaza de Argüelles, desde joven to­ma conciencia de la nece­sidad de la reivindicación social. Hombre culto, de­bido a su afición a la lec­tura, jovial, alegre y sim­pático; pronto su carisma de líder le hace ser res­ponsable de la Confedera­ción Nacional del Trabajo (CNT) del gremio de las aceituneras, aún siendo obrero de la construcción, llegando a enamorarse de una mocita trianera de es­ta profesión, por nombre María, estableciendo su residencia en la calle Cas­tilla número 105.

Pero el destino de "Marti­nillo" estaba escrito. Todos los acontecimientos acaecidos durante el corto periodo de tiempo de existencia de la Re­pública marcaron su destino final. La confusión reinante era total, no se impuso la ra­cionalidad de la convivencia, sino todo lo contrario, los radicalismos encontraron el caldo de culti­vo justo y necesario por ambas partes: los conservadores queriendo mantener su situación heredada de un largo proceso histórico y las clases trabajadoras que­riendo subsistir ante la miseria galopante en la cual se encontraban.

Ante esta situación acontece un hecho que va a marcar definitiva­mente a Manuel García Rodríguez, hasta termi­nar definitivamente con su vida. El 20 de mayo de 1933, es asesinado en Sevilla, Pedro Cara­vaca y Rogé, Ingeniero Industrial y miembro de la patronal Unión Comercial y Secretario de la FEDA (Federación de Derechas Autónomas), inte­grada en la Confederación CEDA. Ante la convulsión de la sinrazón, Santiago Casares Quiroga, Ministro de la Go­bernación, se desplaza a Sevi­lla para asistir al sepelio, ne­gándose los asistentes Gil Ro­bles y Cruz Conde a que lo presidiera.

Mientras tanto, se hacían las pesquisas necesarias para aclarar el asesinato del líder de la patronal sevillana. El 14 de junio de este mismo año, a través de falsas y tendenciosas informaciones recibidas, de­tienen a "Martinillo", siendo acusado de haber participado en el atentado al coincidir to­das las referencias físicas y personales. Los datos históri­cos mantienen que la deten­ción se produjo en el cercano pueblo de Gines, y aunque si bien no dan nombres, coinci­de con el lugar de residencia de Antonio Rodríguez Cantos, familiar e íntimo amigo del marido de su madre, casada en segundas nupcias, por el que fue llamado para realizar unos trabajos. El día del suceso, Se­villa estaba inmersa en una huelga. "Martínillo" se encon­traba en casa de su madre en la plaza de Argüelles, donde su hermana, dedicada al oficio de pantalonera, tenía un taller de costura, encontrándose adecentándolo y pintándolo, recibiendo en aquel momento la noticia. Manuel García Ro­dríguez es detenido días des­pués, siendo llevado a la re­ciente e inaugurada Prisión Provincial (28-2-1933) donde permaneció dos largos años, hasta la celebración del juicio del que sale absuelto, ante las declaraciones de las varias personas presentes en el taller y de una señora que presenció los momentos en los que se produjo el atentado.

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"Martinillo" retrato de la carcel

Esta falsa acusación fue el motivo más que so­brado, para que, en los primeros días del golpe de estado de julio de 1.936, fuera detenido nuevamente, en casa de su madre, curiosamente por un amigo de la infan­cia, exseminarista y mili­tante de Falange, e ingre­sando en prisión, siendo fusilado con sólo la edad de treinta y dos años, en la madrugada entre los dí­as señalaítos de Santiago y Santa Ana. Aquella ma­ñana en la cual se desplazaron su esposa María y su madre para llevarle la comida, ésta fue rechazada, síntoma inequívoco de su fusi­lamiento, confirmado más tar­de por unas compañeras del gremio de las aceituneras a las que defendía, que habían visto su cuerpo en las tapias de la misma cárcel. Y a pesar de las gestiones llevadas a cabo, no pudieron localizarlo al haber sido sepultado en la fosa co­mún.

Éste ha sido un personaje más de nuestra Triana insólita, un trianero si no de nacencia, sí vecino y casado con una trianera del número 105 de la calle Castilla, una victima más de la vorágine endiablada y fratricida que vivió Espa­ña. 

DE LOS MORENOS Y MORENAS DE TRIANA

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           Rosario significa  guirnalda o corona de rosas

DE LOS ORIGENES DEL ROSARIO Y LA

DESAPARICIÓN DE LA HERMANDAD  DE LOS

MORENOS DE TRIANA

(APROXIMACIÓN HISTÓRICA)

El hacer una exposición en su totalidad de los orígenes del Rosario hasta nuestros días se­ría algo casi imposible, por muchas razones, pero lo más importante es no cansar, ya que no soy partidario de los escritos largos, pesa­dos y monótonos, pero no obstante tra­taré de sintetizar lo más posible y desta­car aquellos hechos históricos dignos de mención.

Existe una razón de importancia y de un valor esencial que puede tener esta aproximación histó­rica, que no es otra sino que contemos con los conocimien­tos de los orígenes de esta advocación y de una hermandad de Triana, llamada por el vulgo la de "Los Morenos y Mo­renas de Triana", desaparecida hace ya siglos; debiendo es­tar en la obligación moral y ética, de que nuestros sentimien­tos se enlacen con los conocimientos del saber, para que de esta forma sigamos siendo fieles a la herencia de nuestros ancestros y ser conocedores de nuestra historia.

La palabra rosario significa guirnalda o corona de rosas; existe una hipótesis histórica que plantea su origen de la trascripción del vocablo sáns­crito “japamala” que equivale tanto a guirnalda de rosas, co­mo a guirnalda de oraciones, existiendo en la India este tipo de oración litánica mucho an­tes que en occidente. Es de aquí de donde puede venir el origen etimológico de la palabra rosario.

No obstante, para estudiar el origen acerca de la costum­bre y el uso de este rezo, ten­dremos que establecer dos épocas muy dife­renciadas. La primera establecida en el siglo XII, en cuyos monaste­rios cistercienses de la orden de San Bernardo, esta­blecen la costum­bre de que los monjes legos que no sabían leer los salmos del oficio divino recitaran, 150 avemarías; continuando en el siglo XIII que es donde la devoción a la Virgen recibió un gran incremento por la in­ fluencia de las or­denes mendican­tes, siendo Santo Domingo de Guzmán un gran apóstol de esta devoción, yendo pareja con el cre­cimiento de la Or­den Dominica. El rezo del Santo Rosario tuvo tal dimensión, que en 1.510, llega a la isla de la Española, to­mando el nombre de Santo Domingo v siendo la cu­na en tierras americanas de la expansión del dominicanismo poniendo de manifiesto la importancia jugada por la Orden de los Predicadores en su difusión.

Un dato a tener muy en cuenta es la labor que nuestro barrio tuvo en su difusión siendo Fray Alonso  de Triana quien enseñará en lengua “Coichí” dialecto indio, el rezo del Santo Rosario a los indignas.

La segunda época tendremos que establecerla a partir de la Batalla de Lepanto  acontecida el 7 de Octubre de 1571. Los si­glos XVI y XVII han quedado marcados como la maduración y crecimiento de este fenómeno, siendo el Papa Pío V, el director espiritual de esta batalla el  que establece definitivamente, para perpetuar este recuerdo, la forma en que se reza actualmente, aceptando el papado la importancia que alcanza este movimiento de ele­vado cariz religioso.

La conmemoración de la victoria de la Batalla de Le­panto fue la que vino a establecer de una forma definitiva el rezo del Santo Rosario, siendo S.S. Gregorio XIII, el que la establece en 1.573, a primeros de Octubre dándole el nombre actual que se rezara en todas las parroquias  y en las iglesias dedicadas a la Virgen María, creando el Rosario de la Aurora, que se  rezaba al amanecer y procesionalmente en la celebración de cualquier festivi­dad.

Pero  tendríamos que preguntarnos  ¿la aparición de las hermandades  bajo la advoca­ción de Nuestra Señora del Rosario, con su fundación y crecimiento, fueron originadas con los preceptos dictados por el papado? Tendré que decir en honor a la verdad, que yo mismo estaba en esta creencia, al estimar que éstas habían na­cido como consecuencia de la Batalla de Lepanto. Mis poste­riores estudios acerca de sus orígenes, me han venido a de­mostrar que así no fue. El Va­ticano lo que hace es recoger y regular todo este ancestral fenómeno del rezo religioso, es­tableciendo las pautas y nor­mas en el Derecho Canónico para que lo conozcamos tal co­mo se practica hoy en día. Cierto es que las ordenes men­dicantes y esencialmente la de los predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán, fueron las difusoras, en parti­cular esta última, la que propa­gó este rezo, pero no se le pue­de atribuir su invención, y sí el de las hermanda­des, ya que una vez falle­cido Santo Domingo se empieza a dejar sentir la gran influencia de su obra, originándose asociaciones que adoptan diferentes denominacio­nes. Es en Milán en 1255 cuando se tienen las pri­meras noticias de la fun­dación por Humberto Romaus de una Her­mandad de la Virgen, siendo el punto de parti­da para que se fundaran alrededor de veintiuna hermandades más. Pero es en el siglo siguiente (XIV) cuando traspasan todas las fronteras, extendiéndose por toda Eu­ropa.

Es en 1470, siglo XV, cuando ya toman la de­nominación de Herman­dades del Rosario, y esto se lo debemos a Alano de Ro­che, catedrático de las universidades de Paris y Rostock, fundador de varias hermanda­des en diversos países europe­os, entre ellos Francia, Holan­da, Bélgica y Alemania, sien­do este último país donde apa­recen sus primeras Reglas y Constituciones.

Hasta aquí he expuesto los orígenes del rezo de Santo Ro­sario, como asimismo cuando nacen las Hermandades, para adentrarnos en la época que aparecen en nuestra ciudad universal. Para tal fin tendre­mos que trasladarnos a los comportamientos de la ciudad tras el descubrimiento de América, ya que este evento supuso un hito histórico im­portantísimo en sus movi­mientos sociales, al ser Sevilla en esta época un poder muy influyente debido a su riqueza agrícola y ganadera del valle del Guadalquivir, como así el estar situada en un privilegia­do enclave geográfico, siendo un cruce de caminos al que se le unía ser un puerto fluvial de crucial im­portancia del que par­tían las naves para el Nuevo Mundo recién descubierto.

Las noticias más antiguas que tenemos de la llegada de la Or­den de Predicadores a Sevilla, se remontan al reinado de Alfonso X El Sabio, a los cua­les se les otorga carta de propiedad del Convento de San Pa­blo, "les doy y otór­gles aquellas casas y aquel lugar en que moran, que son a la Puerta Triana, a la collación de Santa Mario Magdalena", cuya carta está fecha­da el día tres de mayo de 1293. A partir de esta fecha se van es­tableciendo otros monasterios y colegios como fueron los de Portaceli, el Colegio de Santo Tomás de Aquino, el Monaste­rio de Regina Ange­lorum y el de Santa María del Monte Sión y en el barrio de Triana, el Convento de San Ja­cinto, que originó una polémi­ca desde el mismo día en el que la Hermandad de la Can­delaria propietaria de los terre­nos, en donde figuraba su er­mita, fueron cedidos para su edificación.

Pero dejemos el Convento de San Jacinto, del que ya es­cribimos anteriormente y no es el caso que nos ocupa en estos momentos, y trataré de cuando aparecen las hermandades del Rosario en nuestra ciudad. Su creación no acontece hasta bien avanza­do el siglo XVI, casi cien años más tarde de que éstas toma­ran carta de naturaleza con sus reglas y constituciones en Ale­mania, según iniciativa de Ala­no de Roche Catedrático de la Universidad de Rostock, como he dicho anteriormente, si bien la hermandad existente en la Parroquia de San Julián por tradición oral, mantiene que su fundación fuera en los mo­mentos iniciales de la Sevilla fernandina, no existiendo do­cumentos que lo puedan de­mostrar. No obstante no lo cre­emos, ya que las noticias que tenemos de estas fechas se re­montan a 1244, en Bolonia (Italia) y de la mano de San Pedro Mártir, donde surgieron unas asociaciones con diferentes de­nominaciones y no ante la advoca­ción de Nuestra Señora del Rosa­rio y no legalmen­te constituidas y amparadas en el derecho eclesiásti­co.

De ella sé tie­nen noticias de que, tres años an­tes de la Batalla de Lepanto, 1568, se consiguió un pri­vilegio de la Santa Sede para el altar de la Virgen del Rosario, aprobán­dose sus reglas en 1599, por el Con­sejo de Castilla durante el reinado de Felipe II.

De las seis existentes de Glo­ria en nuestra ciu­dad, todas las no­ticias que tenemos son: La anterior­mente citada; en 1662 la estableci­da en la Iglesia de Santa Cata­lina; en 1694, la de la Parro­quia de Santa Ana; la de la Ca­pilla de los Húmeros de sus orígenes se empieza a tener noticias en el siglo XVIII, existiendo bastante documen­tación, y se está en la creencia que podría datar del siglo XVII y las dos últimas, en nuestro precedente siglo XX, la establecida en el Polígono de San Pablo en 1979 y la más reciente de todas, la fundida en el Barrio León en 1992.

Las hermandades de peni­tencia que recogen la advoca­ción de Nuestra Señora del Rosario son cinco, datando su fecha de fundación de la mis­ma época que las anteriores, siendo la más antigua la de la Hermandad de Monte-Sión, originada en el Convento Do­minico del mismo nombre an­tes comentado, en 1574. La del Cristo de Las Aguas en la Capilla de la calle Dos de Ma­yo fundada en Triana en 1750, de la que posteriormente ha­blaremos. La establecida en la Basílica de la Macarena y fu­sionada con esta hermandad, data de 1.793. La de las Siete Palabras establecida en la Pa­rroquia de San Vicente a fina­les del siglo XVIII, sí bien re­organizada en 1858, y por últi­mo, la creada en el año 2000, del Santísimo Cristo de la Co­rona y Nuestra Señora del Ro­sario, en la Parroquia del Sa­grario.

Como hemos podido com­probar todas ellas aparecen a partir del último tercio del si­glo XVI, anterior a esta fecha no tenemos noticias de la exis­tencia de ninguna de ellas, al menos no hemos encontrado textos, ni documentación algu­na.

Nos hemos referido, por or­den cronológico, a los oríge­nes de la aparición del rezo del Santo Rosario y de las her­mandades, como asimismo cuándo aparecen en nuestra ciudad. Como es natural tam­bién tendré que referirme, cuando nacen en Triana y el papel que juegan las mismas.

Las primeras noticias que tenemos de la fundación de una hermandad del Rosario en Triana datan de 1558. La calle Castilla terminaba entonces en la Alcantarilla denominada de los Ciegos, en lo que es actual­mente Chapina, a continua­ción se iniciaba el camino del Aljarafe o de Castilleja, esta primera parte del camino tomó el nombre de calle del Rosa­rio, al haberse edificado en ella, en esas fechas, mediados del siglo XVI, un hospital con su correspondiente capilla, que lo regentaba una herman­dad que tomó el nombre Nues­tra Señora del Rosario y San­gre de Jesucristo. Esta corpo­ración fue muy seria y flore­ciente, entrando en polémica con la fundada en el Convento de Monte-Sión de los Domini­cos que alegaban poseer el ti­tulo del Rosario, no queriendo compartirlo con ninguna otra. Esta primera hermandad de Triana fue fundada por los "morenos y morenas" del ba­rrio como se les llamaba a la sazón a los negros en todas las Españas. Con motivo de la reestructuración de los hospita­les por el Cardenal Rodrigo de Castro, los Morenos de Triana cerraron su hospital y se refu­giaron en la ermita de la Can­delaria, en la que, posteriormente, en sus terrenos se edifi­có el Convento de San Jacinto.

Acerca de esta hermandad de los "Morenos y Morenas" de Triana tendríamos que ha­cer una serie de consideracio­nes, que tal vez nos podrían aclarar los moti­vos de su desapa­rición.

En 1646, hubo una gran epide­mia en Triana, fa­lleciendo el ma­yordomo de la hermandad, te­niendo que reha­cerse sus reglas, y es en tal mo­mento cuando se opuso la Her­mandad del Ro­sario de Monte­-Sión, para que las mismas no fue­ran aprobadas. La reestructura­ción de los Hos­pitales por el Cardenal Rodri­go de Castro, le afectó de tal ma­nera que no pu­dieron afrontarla, desapareciendo el hospital y te­niéndose que trasladar a la er­mita de la Cande­laria, siendo esta hermandad, pre­vio acuerdo con los Dominicos, la que pactó la edificación del convento en sus terrenos, situación que se vio agravada, siendo ignorada y no reconocida por éstos. Desde aquel mismo momento no se supo más de ella. La Hermandad de la Candelaria se fusionó posteriormente con la del Cristo de las Aguas, una vez fundada en 1750, volvien­do a aparecer la advocación del Rosario. Tendríamos que preguntarnos, ¿Antes de su de­saparición, se fusionaría con la Candelaria? ¿Sería este el mo­tivo para que volviera a apare­cer de nuevo el nombre de nuestra Señora del Rosario?

No lo sabemos, ya que ni tene­mos datos de esta posible fu­sión con la de la Candelaria, ni tampoco de la fecha exacta pa­ra que hubiésemos encontrado el hilo conductor. Tendríamos que basarnos en la hipótesis y en las coincidencias de las cir­cunstancias históricas y ha­ciendo uso de la lógica, creer que la actual Hermandad del Cristo de las Aguas, residente en su Capilla de la calle Dos de Mayo, fuera la depositaría de la Hermandad del Rosario fundada en Triana, procedente de fusiones anteriores. Un da­to a tener muy en cuenta es que esta hermandad de peni­tencia, después de su largo peregrinar desde su salida de Triana, encuentra su ubicación defini­tiva, precisamente en una Capilla del Rosario existente en esta calle, están­dose en la creencia de que, debido a la fusión con ésta, to­ma en su titulo tal advocación. Nos quedamos ante la duda, ya que tam­poco conocemos la fecha exacta de esta fusión. Tendríamos que preguntarnos, Encontraría esta ubicación definiti­va al hallar el am­paro de esta her­mandad de Gloria por estar reflejado ya en su titulo el Rosario y por tal motivo, soluciona­ría definitivamente su lugar de residen­cia? Seguimos es­tando llenos de du­das, al menos que iniciemos un estu­dio en profundidad y tenga­mos la suerte de encontrar los documentos necesarios que nos las aclaren.

Hemos deambulado por los caminos y vericuetos de la his­toria, hasta llegar a nuestros dí­as. Pero también tendríamos que preguntarnos, ¿Cómo es que después de cientos de años, de siglos, aparece una nueva her­mandad del Rosario en el barrio de Triana y concretamen­te en el Barrio León? Podrían ser muchas las razones. El rezo del Santo Rosario ha sido un fenómeno religioso que caló pro­fundamente desde un principio en el mundo cristiano, originando unas raíces profundas que han llegado a nuestros días, si
bien este ha sufrido ciertas mo­dificaciones a través del trans­curso del tiempo y regulado por las normas eclesiásticas dicta­das por Roma. Sin lugar a duda
alguna, la Orden de los Predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán, influyó de una forma determinante en la consagración, no sólo del rezo,
sino en la fundación de las Hermandades con la advocación de Nuestra Señora del Rosario. Por tanto son tantas sus raíces primigenias y originarias que aún
estando vigentes, aunque no con la profusión de antaño.

Las hermandades extra-pa­rroquiales son un fenómeno que se dio en toda Andalucía, desde finales de la Edad Me­dia, dedicadas a las prácticas caritativas y de asistencia, ob­jetivos que vienen señalados en gran número en sus reglas, llegando a celebrar sus funcio­nes principales en plena calle, originando su fundación el culto a la gran cantidad de re­tablos callejeros existentes, y diferenciándose de las estable­cidas en las parroquias.

Esta ancestral costumbre asociativa ha prevalecido hasta nuestros días. El decai­miento del rezo público del Santo Rosario a finales del siglo XIX, ha sido sustituido por la procesión de la ima­gen bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, desligándose por completo de la práctica del rezo que tuvo tanta importancia du­rante el siglo XVIII. Tam­bién tendré que resaltar la gran diferencia existente de las hermandades de gloria con las de penitencia, ya que estas últimas alcanzan una gran preponderancia con la consolidación de la Semana Santa y hacer su estación pe­nitencial a la Santa Iglesia Catedral, mientras que las de Gloria quedan reducidas a un ámbito más pequeño, teniendo menor número de hermanos y por supuesto an­te esta situación, no llegan a alcanzar la relevancia de las de penitencia. No obstante, muchas de ellas, como ya hemos comentado se fusio­nan o llegan a ser el origen de las mismas.

EL CONVENTO DE SAN JACINTO Un acuerdo nunca cumplido

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                                Convento de San Jacinto - Oleo Juan Romero

      La elección de nuestra portada nos ha dado motivos para que escribamos del Convento de San Jacinto, convento  siempre  polémico desde  su  edificación con las hermandades trianeras, debido a un acuerdo, que desde un principio, no se llegaron a cumplir las condiciones estipuladas, pudiendo estar aún vigente un pleito de  siglos  que ya  se  pierde en la lejanía de los años, no creyendo que éste pueda encontrar solución, habiendo  sido  el  tiempo el juez, dictando la sentencia del olvido. En síntesis trataré de narrar lo ocurrido no abundando en  los datos de fechas, nada  más que los necesarios, ya que estas en más de una ocasión hacen una lectura farragosa, pesada y monótona; pero si  los motivos del porqué ya no queda ninguna hermandad residente en él; Contradicción que se da en más de una ocasión en los hechos históricos, y en este caso, él haber sido su origen  la  cesión de unos terrenos por  parte de una hermandad, la de la Candelaria, una de las tantas hermandades populares que se fundaron en Triana auspiciadas por sus gremios.

     La  edificación del Convento de San Jacinto se llevó a cabo gracias a un acaudalado y piadoso varón residente en Sevilla a primeros del siglo XVII, este no era otro que Baltasar Brun de Cervera, el cual tenia la intención de fundar un  Colegio de Matemáticas, Retórica y otras ciencias. No nos debe de extrañar esta actitud  de mecenazgo, ya  que el poder y la riqueza atraían a todos aquellos que querían quedar inmortalizados a través del transcurso de la historia. Sevilla en esta época era un poder influyente debido a su riqueza agrícola y ganadera del valle del Guadalquivir, como así estar situada en una privilegiada situación geográfica, siendo un cruce de caminos al que se le unía ser un puerto fluvial de vital importancia. Su predominio  económico  la  convirtió  en  una  ciudad residencial para todos aquellos que querían resaltar una situación de poder  tanto en el mando político, militar o eclesiástico.

      Para tal fin, el mecenas, obtuvo licencia  de  don Pedro Niño de Guevara, a la sazón Arzobispo, cediendo unos terrenos de su propiedad cerca del Hospital de  San  Lázaro  para  la  construcción de un convento para la Orden  de Predicadores, pero  los  frailes  dominicos, viendo  la lejanía de  la capital y lo insano del terreno, decidieron convencer al mecenas buscando otro lugar más cercano a la ciudad.

      En  dirección  del  antiguo  Camino  de  San Juan, actual  calle de San Jacinto, existía  una ermita denominada de la Candelaria, en la confluencia con unas de  las  alcantarillas del foso denominada posteriormente “De la Cruz de San Jacinto” . Esta  pertenecía  a  una hermandad  con  tal  nombre  que  convivía con otra dos: la de los Morenos de Triana y la de Nuestro Padre Jesús de las Penas. La Orden de  Predicadores de los dominicos interesados en la edificación de este convento se pusieron en contacto con los hermanos de la Hermandad de  la  Candelaria, propietarios  de la ermita, llegándose al  acuerdo  para  su  edificación, tomado en  cabildo el  día 2 de Junio de 1.651, con  la  condición de que el nuevo templo ostentara el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria  y  su  imagen  debería  ocupar  lugar preferente  en  el  altar mayor, respetándole  los cultos a su advocación, no así con las dos más existentes, que fueron  ignoradas en tal trato, desapareciendo la primera y trasladándose la de las Penas a la capilla de la Virgen de la Estrella  en  el  Convento  de  la Victoria, foso  arriba, frente  al  Puerto  Camaronero, con  la cual se llegó a fusionar el 15 de Junio de 1.675.

     Las  obras  quedaron  finalizadas  a  finales  de  1.675, celebrándose la  primera función el 29 de Enero de 1.676, asistiendo todo el Cabildo Eclesiástico y predicando el Ilmo. Don Ignacio Valencia, canónigo con dignidad de medio racionero. Esta  fue  la  primera  de las cinco funciones dadas, correspondiendo la segunda al Clero de la Real Parroquia de Santa Ana , la tercera fue costeada por la Hermandad de la O, la cuarta a la Hermandad del Rosario, y la última correspondió a la Hermandad de la Candelaria, siendo en esta función, al consagrar, el templo  se  puso  bajo la advocación de nuestra Señora de la Candelaria, pero a pesar de éste rito eclesiástico, que venia a refrendar  el acuerdo tomado, el Convento tomó el nombre de San Jacinto, tal como era el deseo de Baltasar Brun de Cervera, incumpliendo el acuerdo de pleno derecho.

     Este convento con el nombre de San Jacinto fue el primer incumplimiento del acuerdo tomado con la Hermandad  de la Candelaria  por  parte  de la Orden de los Predicadores, aunque convivieran conjuntamente los dominicos con  la  Hermandad, no  ya  con buenas relaciones, si bien se le seguían dando cultos a la titular de la hermandad cedente de los terrenos. El día doce de Febrero de 1.810, las tropas de Napoleón cruzan el puente y  toman Triana, dedicando  los  franceses el convento a cuartel y almacén de vituallas. Una vez desaparecida la invasión napoleónica, vuelven  los dominicos  al convento ocupándolo  nuevamente pero no en su totalidad, ya que las milicias del pueblo de Triana que habían luchado en contra de la invasión, siguieron ocupándolo  hasta  el año de 1.820, insistiendo el prior la devolución total del convento, no recibiendo contestación por parte de las  autoridades  competentes, hasta  tal punto que fue nombrado cuartelero de San Jacinto un tal José Caballero.

     En  primer lugar, la  idea originaria del mecenas  no llegó a cumplirse, como fue la creación de un Colegio de Matemáticas, Retórica  y  otras  ciencias, si bien una Cátedra de Gramática Latina, posiblemente siendo es-tos  los  motivos  para  que  el Ayuntamiento de  Sevilla,  en  unos  terrenos  colindantes “propiedad”  de los religiosos, bastantes  años  más  tarde edificara  una  escuela gratuita, que comunicó al pueblo para  su conocimiento mediante un  edicto  el  Alcalde  Constitucional  don  Félix  Maria Hidalgo (Trienio Constitucional) el mismo que mediante otro en 1.822, autorizó el Mercado de Abastos en el Castillo de San Jorge.

     Setenta  y  cuatro  años  más  tarde desde  que  se abriera al culto el Convento, en 1.750, acontece la fundación  de  la  Hermandad del Santísimo Cristo  de  las  Aguas  y  Nuestra  Señora  del  Mayor  Dolor, que  años  más tarde se  fusionaría  con  la Hermandad de la Candelaria  – desconocemos la fecha exacta de esta fusión –  por  lo  cual esta Hermandad  pasa  a ser la copropietaria  del  templo como así de los terrenos donde más tarde se edificó el colegio.

     En 1.821, se  produce  un  conato  de  epidemia  en el barrio, decidiendo las autoridades reparar el convento y  en  él  se recibiesen todos los enfermos, instando a  los religiosos que lo abandonasen. Desaparecido el conato  de epidemia,  los  religiosos  reclaman  a  las  autoridades  su  vuelta, pero  esto no se produce al llegar en 1.835, la Desamortización de Mendizábal, quedando suprimida la orden, y el convento exclaustrado y  en  total abandono. Nuevamente  se  abre al  culto  pero ya dependiendo  de  la Real Parroquia de Santa Ana y motivado por  las  hermandades que en él  encuentran  cobijo  debido a la enajenación  de sus bienes eclesiásticos, como  fueron  la  de  la Esperanza  procedente de la  Capilla  de  los  Marineros en la calle Larga de Santa Ana, al ser desposeída  esta  en 1.868, por la Junta Revolucionaria y la de la Estrella del Convento  de la Victoria, más las dos  allí ya  existentes  establecidas con anterioridad: la Hermandad  del Rocío  establecida  desde  1.815, y  la  del  Cristo de las Aguas fundada  en 1.750  y copropietaria del Convento debido a su fusión con la Hermandad de la Candelaria.

     La Orden de los Predicadores, fundada por santo Domingo de Guzmán en 1.215, empieza  reorganizarse en 1.860, insistiendo nuevamente en  la  reclamación  del  convento, pero  la  vuelta no se produce hasta el año de 1.907. La relación con las Hermandades ya  venía deteriorada  desde  un principio por los motivos de la cesión de los terrenos  al no  haber  puesto el convento  bajo  la advocación de la Candelaria, se vio agravada al encontrarse  los  dominicos  con nuevas hermandades. La  Hermandad  del Cristo de las Aguas al tener noticias de su vuelta se apresuraron a construir una capilla con el fin de reclamar parte de su propiedad, al ser esta la heredera de parte del convento debido a su fusión con la Candelaria.

    A partir de esta fecha y ante la insistencia de los dominicos en su reclamación, las Hermandades allí existentes se plantean la necesidad de buscar una nueva ubicación, siendo la Hermandad del Cristo de las Aguas la primera en salir en Diciembre del año de 1.942, al sufrir el 29 de Octubre de este mismo año un incendio, perdiéndose todas sus imágenes, empezando un doloroso itinerario, hasta encontrar su  sede  definitiva en la Capilla de la  calle Dos  de Mayo. En año de 1.962, una vez recuperada la Capilla de los Marineros se traslada a su antigua residencia  la  Esperanza  de Triana. En 1.976, se bendice la Casa Hermandad de la Estrella, siendo su actual residencia a muy pocos metros del convento, en plena calle de San Jacinto, y la Hermandad del Rocío  se marcha a  la  calle Evangelista, antes de San Juan, en donde en un  solar de esta calle, última  residencia  de  los gitanos de Triana,  erigen la Casa Hermandad con una preciosa capilla.

CONSIDERACIONES HISTÓRICAS

     Es indudable  que los protagonistas  de  las circunstancias históricas que concurrieron en el convento de San Jacinto fueron: la Hermandad originaria de la Candelaria, cedente los terrenos de su ermita y hospital y la llegada de la Orden de Predicadores (Dominicos) a Triana,  sí bien otras  hermandades, tanto  las  que un principio estuvieron  en  la  antigua ermita, como  así las que posteriores encontraron asilo en él, durante la Desamortización  de  Mendizábal, Esperanza  de  Triana  y la Estrella, no así la del Rocío que llega en 1.815, poco antes del Trienio  Constitucional  (1.820-1823) estando ya la orden religiosa envuelta en numerosas reformas,  habiendoles suprimidos muchos  de  sus conventos, jugaran  todas ellas un papel secundario, pasando a ser protagonistas cuando  llegan  estos  nuevamente al convento en 1.907, una vez reorganizada la orden en 1.860. Ante  esto tendremos  que  describir  la  filosofía  religiosa de estas comunidades, con el objeto de comprender el porqué en la actualidad en el convento no queda ninguna de ellas, aunque abierto al culto.

DE LA ORDEN DE LOS PREDICADORES 

     Esta orden fue fundada por el después santo Domingo de Guzmán, en 1.215, tomando el nombre de Orden de los Predicadores, aunque  el Concilio de  Letrán  prohibió  la creación de nuevas ordenes religiosas, se acogieron  a una regla denominada de “San Agustín” que contemplaba algunas de las estructuras de las  asociaciones comunales,  de un  firme carácter democrático, a la cual, bastante años más tarde, también  se  acogieron la reglas de las hermandades sevillanas, que fueron  creadas tomando  como base estos preceptos. Esta fue confirmada  solemnemente  por  Honorio  III, el  22 de Diciembre  de 1.216, a pesar de los acuerdos tomados en este Concilio. El principal  fundamento para  la creación de la orden era luchar contra la Herejía Cátara, secta religiosa creada  en  el mediodía francés, que  rechazaban  los  sacramentos  de  la Iglesia Católica, siendo Toulouse  y  Carcasona sus  principales  centros  de influencia – pudiera  ser  esta filosofía  el principio y  origen de la masonería, según  los  antiguos documentos masónicos que datan del siglo XIV – aceptando Domingo de Guzmán  no  estar  el  clero preparado para luchar en contra de ella, asume llevar a cabo el mismo comportamiento  que   los “perfectos cátaros”  eligiendo la predicación y la austeridad y la primacía en  sus  reglas de dedicarse al estudio. La  orden  la  gobierna un  Maestro General  (en las Logias, Gran Maestre, a título de comparación)  extendiéndose  pronto  por  todo el mundo católico. En la actualidad esta orden religiosa se encuentra totalmente reorganizada, dando eminentes teólogos y filósofos.

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                                          La Plazuela - Oleo de Juan Romero

DE LAS HERMANDADES 

     Las hermandades sevillanas, nacen bajo un fundamento básico en función de los acontecimientos históricos. La situación social del pueblo llano estaba desamparada legalmente, sin  estructura  alguna  a que acogerse, estando necesitados de un movimiento social que reivindicase sus sentimientos y necesidades, siendo los gremios o  las comunidades  étnicas, las que se agrupan bajo el auspicio de la religiosidad imperante, con el fin de reclamar un lugar en una sociedad en la cual estaban totalmente marginados.

     Ante  tal  situación  se produce una eclosión  de agrupamientos, en función de la religiosidad, y el ámbito social  donde estas se desenvuelven, lugar donde la Iglesia juega un papel preponderante, al ser la que tiene en sus manos la aceptación de la aprobación de todo el ordenamiento jurídico que ha de regularlas (Reglas)

     La  Hermandad  de la Candelaria, principal protagonista de este pleito, tuvo su origen en la fiesta que la Iglesia Católica celebra el día 2 de Febrero, conmemorando la presentación de Jesús  en  el templo y la purificación de la Virgen Maria. Su nombre proviene de los cirios que llevan los fieles en la procesión.

     Esta hermandad gremial se origina posiblemente en  la  agrupación  de los artesanos  fabricantes suministradores de velas y cirios, aunque no tenemos datos para poder constatarlo.

     Un dato a tener muy en cuenta es la desaparición de la Hermandad de los Morenos de Triana, fundada en el Hospital y Convento del Rosario en 1.558, bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario y Sangre de Jesucristo, que acogió a los “morenos y morenas” del barrio de Triana. Una vez cerrado el hospital encontraron cobijo en la ermita de la Candelaria. Su desaparición se debió a la actitud del Arzobispo Niño de Guevara, llamado “el perseguidor de los negros” y que había sido Inquisidor General, prohibiendo su estación de penitencia y la incautación de sus bienes. No debemos de olvidar que este Arzobispo fue el que otorgó licencia para la edificación del convento.

     Como  se  habrá  podido  observar  en  estas  dos  exposiciones, ambas comunidades religiosas parten de un origen   bien  diferenciado, ya  que  mientras  a  Orden  de  Predicadores  contemplaban la austeridad y soledad dedicados  al  estudio, las hermandades procedían  de un estrato social muy popular  entrando  en una contradicción constante con la filosofía empleada por los dominicos, de aquí de que se haya establecido desde su edificación del convento un enfrentamiento constantes entre estas dos filosofías, desapareciendo después de siglos, en el reciente finalizado siglo XX.

     En la actualidad el convento aparece abierto al culto, pero con ninguna hermandad residente en él. Este dejó de ser un templo popular desde el mismo momento que las hermandades trianeras lo abandonaron. 

DE LA ÚLTIMA LLEGADA DE LOS DOMINICOS

     La última llegada de los Dominicos al convento se produjo como hemos comentado anteriormente, en el año de 1.907, año en él que empieza un desarrollo cultural en la ciudad, bajo los  auspicios del  movimiento regeneracionista. Esta época de desarrollo cultural, las hermandades sevillanas también jugaran un papel de importancia, a pesar del choque frontal de las corrientes ideológicas de los nuevos pensamientos imperantes.

     Desaparecidos los efectos de la Desamortización, durante la cual se exclaustraron muchos conventos y desaparecieron muchas hermandades, con la promulgación de la Constitución Liberal de 1.876,  durante  el reinado de  Alfonso  XII  y  la  regencia de  Maria Cristina  se entra en un periodo de estabilidad política, en cual la ley de asociaciones  de 1887, las hermandades encontraron el apoyo jurídico necesario para su desarrollo, todo esto unido a que andando este siglo y  principios del  siguiente (XX) las cofradías  incrementan su poder de atención para todos  aquellos  que visitaban la ciudad, siendo el foco de atención por  su Feria de Abril creada en la década de los cuarenta  del  siglo anterior. Ante  tal  situación  es  el mismo Ayuntamiento el que establece una serie de subvenciones para las hermandades creando las  fiestas primaverales. Las cofradías toman un auge inusitado produciéndose una gran evolución y  reorganizándose muchas de las desaparecidas en relación con aquellas originarias y primitivas. Las antiguas  hermandades gremiales pasan a convertirse  en cofradías de barrio; en el caso  concreto  de Triana: la  Esperanza  y  la  Estrella, ambas  ubicadas  en el convento desde la desamortización. Todo  este  tipo de  acontecimientos es coincidente con la nueva llegada de los Dominicos a Triana, con lo cual se profundizaba aún más en las diferencias religiosas existentes desde antaño.

     Todos estos acontecimientos, desde la fecha en que fue inaugurado, trajeron como consecuencia el no residir en  la  actualidad  ninguna  de las populares  hermandades  trianeras  en el  convento de San Jacinto, que fueron abandonándolo a medidas  que sus posibilidades económicas le permitieron trasladarse a sus capillas adquiridas ya en propiedad con el fin de huir de las experiencias pasadas. 

 DE LAS FECHAS DE SU INAUGURACION

     Don Santiago Montoto en su libro “Nueva Guía de Sevilla” establece la fecha de su estreno el 29 de Enero de 1.775. Lo establece cien años después, no coincidiendo el año y sí el día y mes no coincidente con el año a pesar de los cien años de diferencia. Es  decir  según nuestros datos constatados se inaugura el día 29 de Enero de 1.676,  aproximadamente  un mes después de finalizadas las obras de su construcción. Nos  inclinamos que esta no-coincidencia de fechas, pudiera haber sobrevenido o bien a una errata de imprenta o por confusión a la hora de transcribir los datos, ya que queda demostrado que la Hermandad del Cristo de las Aguas fue fundada en  el  convento en 1.750, dato aceptado por la misma hermandad y por todos los textos consultados acerca de su historia, fecha anterior a la que da el ilustre historiador sevillano.

Después de tatos años de pleito por fin recibimos noticias que en el año del 2002 se firmaron las escrituras de propiedad del Convento a favor de la Orden de los Predicadores.

SALIDA HERMANDAD DEL ROCIO DE TRIANA

El Miércoles día 8 de Junio salió la Hermandad del Rocío de Triana hacia el Santuario. El Barrio de Triana se engalanó como es costumbre tradicional, participando todos los trianeros con su Hermandad que paseó el barrio haciendo las presentaciones ante las Hermandades de Penitencia  existentes en su recorrido, así como en la Real Parroquia de Santa Ana, la Catedral de Triana, Un gran ambiente festivo el vivido este día, en una tradición mas que centenaria. 

TRIANA SANTÍSIMA TRINIDAD DEL FLAMENCO III - Coralino Sánchez

Antes de seguir escribiendo de lo que significó Triana en el Cante, han sucedido dos acontecimientos de gran importancia en el Mundo del Flamenco, que no podemos ignorar. Uno de ellos con el cual todos nos tenemos que sentir orgullosos de que la UNESCO haya declarado a nuestra Cultura Musical Patrimonio Inmaterial de la humanidad y el otro un acontecimiento con el cual todos los flamencos hemos de estar tristes al fallecer un genio como ha sido y será eternamente Enrique Morente.

El Flamenco está de luto. Una genial figura del Cante dotado de supremas facultades para la creación de la belleza musical.

Nos ha dejado en una soledad que no esperábamos, con la ausencia de la grandeza humana en los comportamientos de su persona, que han marcado un antes y un  después.

Se nos ha ido para siempre, pero su voz será eterna, estará siempre entre nosotros.

Estará en los campos azules del Cielo, iluminando un firmamento infinito, contaminando a las estrellas de la belleza de su humanidad.

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Silencio que todo calle

Solo tu cante

Como el del ruiseñor

En los alcornocales.

Silencio que todo calle

Que ha muerte Enrique

Antes de la puesta del sol

Entre los duros roquedales.

SALIDA DE LOS CANTES DE TRIANA

 Triana fue la forjadora de estos cantes que  salieron del barrio por una serie de razones que quiero exponer:

Traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz

Pragmática de Carlos III haciendo súbditos a los gitanos.

Toma por los franceses de Triana

Cafés Cantantes

El comportamiento de los gitanos sé rigió por sus propias leyes, si bien no escritas llevadas a cabo con rigurosidad, manteniendo unos clanes la mayor parte de ellos emparentados, auspiciándose una ayuda mutua en defensa de la supervivencia debido a las Pragmáticas dictadas contra ellos, por tanto mantenían una relación extrema aún en la distancia, reminiscencia de su nomadismo, dando como resultado una comunicación continua.

PRAGMÁTICA DE CARLOS III 

1. Declaro que los que llaman y se dicen gitanos no lo son por origen ni por naturaleza, ni provienen de raíz infecta alguna.

2. Por tanto, mando que ellos y cualquiera de ellos no usen de la lengua. traje y método de vida vagante de que hayan usado hasta presente, bajo las penas abajo contenidas. 

3. Prohíbo a todos mis vasallos, de cualquier estado, clase y condición que sean que llamen o nombren a los referidos con las voces de gitanos o castellanos nuevos bajo las penas de los que injurian a otros de palabra o por escrito.

5. Es mi voluntad que los que abandonaren aquel método de vida, traje, lengua o gerigonza sean admitidos a cualesquiera gremios o comunidades, sin que se les ponga o admitan, en juicio ni fuera de él, obstáculo ni contradicción con este pretexto.

6. A los que contradijeren y rehusaren la admisión a sus oficios y gremios de esta clase de gentes emendadas, se les multará por la primera vez en diez ducados por la segunda en veinte y por la tercera en doble cantidad; y durando la repugnancia, se les privará de ejercer el mismo oficio por algún tiempo a arbitrio del juez y proporción de la resistencia.

7. Concedo el término de noventa días, contados desde la publicación de esta ley en cada cabeza de partido, para que todos los vagabundos de esta y cualquiera clase que sean se retiren a los pueblos de los domicilios que eligieren excepto, por ahora, la Corte y Sitios Reales, y abandonando el traje, lengua y modales de los llamados gitanos, se apliquen a oficio, ejercicio u ocupación honesta, sin distinción de la labranza o artes. 

8. A los notados anteriormente de este género de vida no ha de bastar emplearse sólo en la ocupación de esquiladores, ni en el tráfico de mercados y ferias ni menos en la de posaderos y venteros en sitios despoblados; aunque dentro de los pueblos podrán ser mesoneros, y bastar este destino, siempre que no hubiese indicios fundados de ser delincuentes o receptadores de ellos.

9. Pasados los noventa días procederán las justicias contra los inobedientes en esta forma: a los que, habiendo dejado el traje, nombre, lengua o geringonza unión y modales de gitanos, hubiesen además elegido y fijado domicilio, pero dentro de él no se hubiesen aplicado a oficio ni a otra ocupación, aunque no sea más que la de jornaleros o peones de obras, se les considerará como vagos y serán aprehendidos y destinados como tales, según la ordenanza de éstos, sin distinción de los demás vasallos.

10. A los que en lo sucesivo cometieren algunos delitos, habiendo también dejado la lengua, traje y modales, elegido domicilio y aplicándose a oficio, se les perseguirá, procesará y castigará como a los demás reos de iguales crímenes, sin variedad alguna.

11. Pero a los que no hubieren dejado el traje, lengua o modales, y a los que, aparentando vestir y hablar como los demás vasallos, y aun elegir domicilio, continuaren saliendo a vagar por caminos y despoblados, aunque sea con el pretexto de pasar a mercados y ferias, se les perseguirá y prenderá por las justicias, formando proceso y lista de ellos con sus nombres y apellidos, edad señor y lugares donde dijeren haber nacido y residido.

16. Exceptúo de la pena a los niños y jóvenes de ambos sexos que no excedieren de dieciséis años.

17. Estos, aun sean hijos de familia, serán apartados de la de sus padres que fueren vagos y sin oficio y se les destinará a aprender alguno o se les colocará en hospicios o casas de enseñanza.

20. Verificado el sello de los llamados gitanos que fueren inobedientes, se les notificará y apercibirá que, en caso de reincidencia, se les impondrá irremisiblemente la pena de muerte; y así se ejecutará sólo con el reconocimiento del sello y la prueba de haber vuelto a su vida anterior.»

Los factores expuestos son de vital importancia ya que si barajamos sus fechas nos pueden dar el resultado del por qué los cantes de Triana son transmitidos, si bien una vez que llegan a otras comarcas evolucionan dándole la personalidad característica del hábitat donde se desenvuelven.

Una vez que Carlos III promulga la Pragmática en 1783, y consolidada dos años más tarde 1785, haciendo a los gitanos súbditos como a los demás, se liberan de las persecuciones dándoles una libertad de movimientos hasta entonces no conocida, con lo cual la cultura musical que se estaba gestando iba siendo divulgada pero siempre reconociendo el lugar de origen, a la misma vez que la evolucionan por las razones antes expuestas.

El traslado de la Casa de Contratación a Cádiz en 1717, trajo como consecuencia un declive económico y comercial de Triana, pero es curioso observar como en el camino hacia Cádiz aparecen comarcas cantaoras por excelencia, veamos: Utrera a la izquierda de la ruta, Lebrija a la derecha, Jerez en el centro, hasta desembocar en los puertos que no era otro que Cádiz. Todas estas comarcas ejecutan los cantes de Triana pero lo dotan de peculiares características. En definitiva que al amparo del comercio aparecen comarcas cantaoras. ¿Y por qué Jerez y Cádiz con más influencia que las otras? Por una sencilla razón, por ser Jerez centro neurálgico de paso y Cádiz el fin de un viaje y el comienzo de otro hacia las Indias, es decir el Nuevo Mundo.

No hemos nombrado Alcalá, por una sencilla razón porque aparece más tarde y no en razón del traslado de la Casa de Contratación a Cádiz, sino por la toma de los Franceses de Triana el 10 de Febrero de 1812 que varias familias gitanas asustadas nuevamente por una persecución se establecen en Alcalá, no nos extrañe que “Joaquín el de la Paula” fuera un integrante y descendiente de esas familias.

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Juan Talega   con  su  voz  rotunda decía en muchas ocasiones: “los cantes son de Triana” esta afirmación nos ayuda a corroborar lo expuesto. 

En cuanto a los Cafés Cantantes, de los que ya hemos dado cuenta, fue Silverio Franconetti el que jugó un papel de importancia al llevar los cantes del barrio al escenario sacándolos del circulo familiar, coincidiendo como factor decisivo la desaparición del Puente de Barcas y la inauguración del Puente de Triana en 1852, facilitando la labor para que los cantaores trianeros se desplazaran a intramuros sin dificultad alguna..

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                                     Calle Orilla del Río actual Betis

Existen muchas más razones pero algunas de las primordiales son las que han sido expuestas.

No quiero entrar en el detalle de pormenorizar los distintos estilos personales de los distintos cantes que se dieron en Triana, ya que seria prácticamente interminable, esperamos dejarlo para otra mejor ocasión.

Hasta aquí, en síntesis, mi visión de lo que representó Triana en el cante debido a los avatares históricos.