PERSONAJES DE UNA TRIANA INSÓLITA
MANUEL GARCÍA RODRÍGUEZ
“MARTINILLO”
Manuel Garcia Rodriguez "Martinillo" en plena juventud
El traer a nuestras páginas a este personaje, no de nacencia, pero sí casado con una trianera, y que estableció su residencia en plena calle Castilla, ha sido debido a la importancia que jugó en la época que le tocó vivir, dedicándose a la defensa de la clase trabajadora y muy en particular al gremio de las aceituneras de las tantas existentes en nuestra ciudad y la mayor parte de ellas en el barrio de Triana, cuando ésta era eminentemente rural.
El escribir de "Martinillo" que era como se le apodaba a Manuel García Rodríguez, es honrar la memoria de todos aquellos que en base a sus sacrificios y sufrimientos ayudaron a crear una sociedad más justa y solidaria, hasta el punto de que, como en este caso, pagaron con su vida la defensa de sus ideales y creencias.
La República contaba con dos años escasos de existencia en 1933, los tumultos y agitaciones sociales estaban a la orden del día, la clase trabajadora se organizaba oponiéndose de un modo contundente al sistema político que había dejado a la ciudad, una vez acabada la Exposición Iberoamericana del año 1929, en una seria frustración económica, acabando con las expectativas y las ilusiones de los gobernantes de la Dictablanda. La recién instaurada República no era capaz de resistir los embates ni de los conservadores, que querían perpetuar su situación de privilegio, ni de la clase trabajadora que luchaba para salir de la desesperante situación de miseria en la que se encontraba. Una sociedad agitada y convulsa la que lo tocó vivir a Manuel García Rodríguez "Martinillo". Un hombre nacido a primeros de siglo y que murió en plena juventud, debido a la barbarie de un conflicto propiciado por la razón de la fuerza y no del entendimiento humano que es el que debe prevalecer ante cualquier situación, por muy grave que esta sea.
Nacido en la plaza de Argüelles, desde joven toma conciencia de la necesidad de la reivindicación social. Hombre culto, debido a su afición a la lectura, jovial, alegre y simpático; pronto su carisma de líder le hace ser responsable de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) del gremio de las aceituneras, aún siendo obrero de la construcción, llegando a enamorarse de una mocita trianera de esta profesión, por nombre María, estableciendo su residencia en la calle Castilla número 105.
Pero el destino de "Martinillo" estaba escrito. Todos los acontecimientos acaecidos durante el corto periodo de tiempo de existencia de la República marcaron su destino final. La confusión reinante era total, no se impuso la racionalidad de la convivencia, sino todo lo contrario, los radicalismos encontraron el caldo de cultivo justo y necesario por ambas partes: los conservadores queriendo mantener su situación heredada de un largo proceso histórico y las clases trabajadoras queriendo subsistir ante la miseria galopante en la cual se encontraban.
Ante esta situación acontece un hecho que va a marcar definitivamente a Manuel García Rodríguez, hasta terminar definitivamente con su vida. El 20 de mayo de 1933, es asesinado en Sevilla, Pedro Caravaca y Rogé, Ingeniero Industrial y miembro de la patronal Unión Comercial y Secretario de la FEDA (Federación de Derechas Autónomas), integrada en la Confederación CEDA. Ante la convulsión de la sinrazón, Santiago Casares Quiroga, Ministro de la Gobernación, se desplaza a Sevilla para asistir al sepelio, negándose los asistentes Gil Robles y Cruz Conde a que lo presidiera.
Mientras tanto, se hacían las pesquisas necesarias para aclarar el asesinato del líder de la patronal sevillana. El 14 de junio de este mismo año, a través de falsas y tendenciosas informaciones recibidas, detienen a "Martinillo", siendo acusado de haber participado en el atentado al coincidir todas las referencias físicas y personales. Los datos históricos mantienen que la detención se produjo en el cercano pueblo de Gines, y aunque si bien no dan nombres, coincide con el lugar de residencia de Antonio Rodríguez Cantos, familiar e íntimo amigo del marido de su madre, casada en segundas nupcias, por el que fue llamado para realizar unos trabajos. El día del suceso, Sevilla estaba inmersa en una huelga. "Martínillo" se encontraba en casa de su madre en la plaza de Argüelles, donde su hermana, dedicada al oficio de pantalonera, tenía un taller de costura, encontrándose adecentándolo y pintándolo, recibiendo en aquel momento la noticia. Manuel García Rodríguez es detenido días después, siendo llevado a la reciente e inaugurada Prisión Provincial (28-2-1933) donde permaneció dos largos años, hasta la celebración del juicio del que sale absuelto, ante las declaraciones de las varias personas presentes en el taller y de una señora que presenció los momentos en los que se produjo el atentado.
"Martinillo" retrato de la carcel
Esta falsa acusación fue el motivo más que sobrado, para que, en los primeros días del golpe de estado de julio de 1.936, fuera detenido nuevamente, en casa de su madre, curiosamente por un amigo de la infancia, exseminarista y militante de Falange, e ingresando en prisión, siendo fusilado con sólo la edad de treinta y dos años, en la madrugada entre los días señalaítos de Santiago y Santa Ana. Aquella mañana en la cual se desplazaron su esposa María y su madre para llevarle la comida, ésta fue rechazada, síntoma inequívoco de su fusilamiento, confirmado más tarde por unas compañeras del gremio de las aceituneras a las que defendía, que habían visto su cuerpo en las tapias de la misma cárcel. Y a pesar de las gestiones llevadas a cabo, no pudieron localizarlo al haber sido sepultado en la fosa común.
Éste ha sido un personaje más de nuestra Triana insólita, un trianero si no de nacencia, sí vecino y casado con una trianera del número 105 de la calle Castilla, una victima más de la vorágine endiablada y fratricida que vivió España.
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