ENTRE TRIANA Y JEREZ
Vaya en su memoria esta entrevista que le realicé a Fernandito el 2 de Junio del año 2000, en la Taberna de Joselito Lérida, paradero de todos los Flamencos, lugar que el frecuentaba diariamente cuando vivía en Triana. Descanse en Paz y Dios lo tenga en su Gloria Flamenca.
A esta orilla del río
llegó una voz de alboroto,
cantaor de puro estilo
que se llama Terremoto.
Aún huele a incienso, a cera quemada en la calle Pureza, en la que ante el espectáculo majestuoso y divino de la salida procesional del Viernes Madrugada escuchamos la voz flamenca de un cante hecho saeta. Fue la garganta de un hombre joven la que nos sorprendió en el silencio de la noche roto por los murmullos emocionados del gentío. El verano se ha anticipado quedando atrás una primavera que nos ha dicho adiós sin la cortesía de su templada temperatura. En la calle San Jacinto, rodeados de motivos flamencos y enjundia torera, incitan la conversación tranquila, sosegada, llena de bonachona complacencia ante la presencia de un cantaor joven, tal vez muy joven, sólo 31 años plenos de sensibilidad, de nombre Fernando Fernández Pantoja, "Fernando Terremoto"; llaneza en su persona, humilde como él sólo y grande a la hora de expresar con su garganta la música de un pueblo que lleva como herencia genética en lo más hondo de su sencilla persona. Le corre por las venas el cante de su tierra natal, Jerez de la Frontera; afincado en Triana por haberse enamorado de una trianera a la que desposó un 19 de diciembre de hace año y medio ante una dolorosa: Estrella Sublime, para quedar sellado el amor de su mas tierna infancia. Lejos quedan aquellas calendas cuando su padre y su suegro Antonio Benítez, añorado jugador de fútbol, decidieron adquirir el honorable título de ser compadres. En Triana vive, a Jerez va y viene su persona; unas zonas cantaoras con los aires y las brisas sonoras de su cante. Un cantaor que no pensaba serlo, brotando la necesidad creadora de su arte en la inconciencia de su juventud cuando cierto día fue al Puerto de Santa María a participar en un concurso para acompañar con su sonanta a un amigo y compañero. Apreció su cante de improviso, manó su fuerza expresiva sin apenas darse cuenta en una reunión a la que pidieron silencio creyendo que estaba cantando su padre en una emisora de radio cuando era él quien cantaba. Éste fue el inicio de una meteórica trayectoria artística. Ante lo visto y oído fueron los aficionados, los que sienten el enamoramiento del cante, de la Peña Flamenca Antonio Chacón de Jerez, los que le propusieron dar un recital, siendo los asistentes de aquella noche los notarios que han de dar fe en el transcurso del tiempo cuando actuó por primera vez en público. Su afición empedernida a la lectura hace de Fernando un cantaor ilustrado partiendo el estereotipo del cantaor antiguo carente de formación intelectual, aunque en sus adentros posee los sentimientos imperecederos de los cantes auténticos. En su charla pausada y tranquila nos comenta que la lectura le ayuda a mejorar su léxico, apareciendo una conversación culta, no exenta de la característica fonética andaluza de su voz.
Es en febrero del año 1989 cuando graba su primer disco siguiéndole a continuación el del primer premio de la Confederación de Entidades Flamencas. Fernando Terremoto se confiesa con ternura que estuvo a punto de abandonar, pasó por malos momentos, con su sencillez a cuestas no esperaba que el público le reconociera su cante. En la Bienal de Sevilla gana el primer premio de Jóvenes Flamencos. En el Concurso Nacional de Córdoba del año 1998 consigue los tres primeros premios de cante: Cantando bulerías por soleá y bulerías, "el premio de la Niña de los Peines"; por seguiriyas y martinetes "el de Manuel Torre", y por malagueñas "el de Don Antonio Chacón". Tiene en su haber la "Palma de Plata" de Algeciras. En la Feria de Sevilla lo distinguen con el Giraldillo por su dedicación a la defensa del flamenco joven que él representa. En la Peña Fla¬menca "La Perla de Cádiz" le imponen la insignia de oro. Cantaor de pura solera a pesar de su juventud mantiene un concepto esencial del flamenco, lo entiende desde sus más puras raíces, aun no estando en contra de una nueva música mal llamada flamenca: “que le pongan otro nombre”.
Para él, el flamenco es algo existencial en la vida se encuentra satisfecho de su última grabación con la casa francesa de Auvidis, alcanzando una aceptable cotas de ventas a pesar, como él mismo confiesa: "Es un flamenco del más puro estilo y no comercial". Tiene en proyecto una nueva grabación, aplazada por las actuaciones que tiene contratadas. Fernando Terremoto se siente continuador de una estirpe de cantaores en la que el abanderado era su padre, no obstante busca la personalidad propia en la forma de entender el cante para llegar a ser un cantaor, que debido a su juventud aún no se considera. Hemos tenido una charla amena, tranquila y coloquial, podríamos contar muchas cosas más de Fernando Fernández Pantoja, Fernandito para los amigos. Hemos encontrado en su persona una madurez sorprendente, huyendo de tópicos y del protagonismo opulento del querer ser: es aquí donde reside su grandeza, en el mismo momento de no sentirse importante en sí ya lo es. Hombre de sensibilidad, amante de la lectura, del toreo de arte y de la guitarra que no deja de tocar en el día a día, en su casa de Triana junto a su compañera inseparable y a su hija, confesando con el amor puesto en sus palabras que a ella se lo debe todo. Nació en Jerez, bebió en las fuentes cantaoras de una familia de artistas, se unió a Triana con el amor de una joven mujer juntando los sentimientos hondos de dos tierras que han hecho del flamenco algo sublime. En la actualidad Fernando Terremoto es el embajador de la juventud en un flamenco que no morirá mientras personas como él lo sigan dignificando entre Triana y Jerez.
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