UN LUMINOSO DOMINGO DE MARZO

 

Algunas veces nuca sabes lo que te puede deparar la vida. En  el discurrir de los años las relaciones se incrementan, dándote como consecuencia una experiencia en el tratamiento de los grandes valores que el humano posee, apareciendo sin saber porque la bondad, el cariño y el afecto mutuo.

Hace días que estaba queriendo comunicar el hecho que me ha acontecido, y tal vez por prudencia, mas bien por respeto, no he querido hacerlo público y no adelantarme a los acontecimientos, pero una vez que ha sido publicado a titulo de entrevista en el Boletín Informativo de la Hermandad de la Soledad de Pilas estoy en libertad para comentar lo sucedido.

Hace tiempo, el pasado año, en unas de las veces que visité la Peña Flamenca Cano Hierro de Pilas con motivo de alguna charla, de las que en muchas ocasiones me son encomendadas por la Federación Provincial de Entidades Flamencas de Sevilla, o bien  por ser el responsable de esta Institución en la Comarca del Aljarafe, me comentó su Presidente Fernando Ruiz Medina, si no me importase que me propusiera como pregonero de la Semana Santa y Fiestas de Resurrección de este bonito pueblo ya en los confines del Aljarafe y lindero con el Coto; la verdad sea dicha que un principio no le di credibilidad alguna, y no por que dudase de su palabra, sino porque yo mismo no me veía como pregonero a pesar de tener en mi haber muchos de ellos y que el bonito pueblo de Pilas ya no se acordara de mi humilde persona, después de haber estado desempeñando mi cometido como funcionario de Jefe de Correos en esta localidad  a finales de los sesenta durante cinco años.

Cual fue mi sorpresa cuando fui llamado personalmente para comunicarme que había sido designado pregonero de este año, y aún más, según me fue comentado, que nadie puso impedimento alguno y fui votado por unanimidad. La noticia de la Buena Nueva me cogió de viaje en la preciosa localidad de Antequera, en mi regreso de Málaga con motivo de la entrega de la Medalla del Trabajo a la Ilustre Tonadillera Marifé de Triana.

En un principio me quedé pensativo, meditabundo, no era capaz de reaccionar ante tal hecho, poco a poco me fui haciendo a la idea de todo lo ocurrido y en mis pensamientos afloraron recuerdos gratos y bellos de mis momentos vividos en plena juventud, en aquellos años mozos, cuando llegué a Pilas recién aprobadas unas oposiciones con la jaba al hombro llena de ilusiones.

Gran responsabilidad la contraída, por lo que significa y ha significado Pilas en el transcurrir de mi vida, que me dejó marcado para siempre. En un rincón de mi alma tengo un pequeño altar para venerar y adorar los recuerdos de todo el ofrecimiento de amistad, cariño y bondad que recibí durante mi estancia.

Pues bien, después de tantos años ha vuelto a ocurrir lo que ya me demostraron los pileños: una nueva oferta de respeto bondad y amor, hasta tal punto que nuevamente estoy participando con ellos, teniendo las Hermandades de Pilas la deferencia de ser invitado a sus Funciones Principales

                       

En mis idas y vueltas a Pilas después de tantos años he vuelto a conectar, a vivir mis recuerdos y hacerlos presentes, algo inexplicable que me está creando algo sublime dentro de mis sentires, de mi sensibilidad, hasta tal punto que me he encontrado con un joven cantaor, del cual ya di cuenta, al regalarme una bonita maqueta con algunos de sus cantes, y que me va ilustrar la responsabilidad del Pregón, este no es otro que Francisco José Fernández “El Maqui”.

Lo ocurrido ayer, un primer domingo de Marzo, fue algo especial que surgió inesperadamente, al menos por los caminos de mis pensamientos no tenia ni siquiera planteado que ocurriera, lo que ocurrió.

Un luminoso domingo de Marzo, la claridad, el susurro de unos cantes endulzados con el olor a piñón, el ronroneo de una guitarra acariciada por las manos de los cantaores, la charla amena ahondando en los conocimientos del cante, hicieron que el tiempo transcurriera con una velocidad insospechada.

Lo ocurrido en esta pequeña e improvisada tertulia contribuyó para marcar en mi pensamiento un acto de recuerdos imperecederos. El momento quedó grabado en la memoria del que siente en poeta al estar enamorado de nuestro sentir.

Todo este hecho ocurrió propiciado por el “Maqui” que fue el que nos transportó a la finca Los Torrejones en Villamanrique, de los padres de una joven y preciosa niña -  la que es su novia - acariciada por el perfume de los pinos, por la belleza del entorno, de una decoración llevada con mimo, que enriquecía la mirada de nuestras pupilas.

El Susurro del cante de El Maqui y Arcángel, fue un momento de poesía cantaora, estando alejados de los veneros ruidosos del noble público de los teatros, se cantó para si, para estar consigo mismo, este es nuestro sentir.

Todo esto ocurrió un luminoso Domingo de marzo prolegómeno de la Semana Santa de Pilas de este para mi venturoso año.