GITANILLO DE TRIANA ESENCIA DEL TOREO TRIANERO
El día 23 de Septiembre del año de 2003, se cumplieron cien años del nacimiento de “Curro Puya”, si bien algunos cronistas de la época dan como fecha de su nacimiento el 23 de Diciembre del año 1904, no obstante damos como valida la que aparece en el epitafio de su panteón. “Curro Puya” fue el apodo con el que se conoció a Francisco Vega de los Reyes, en su barrio de Triana para después romper artísticamente con el seudónimo de “Gitanillo de Triana”. Pienso que es de justicia un reconocimiento público, por muchas razones, una de ellas, la más importante, al menos para mí, que no quede en el olvido un torero trianero que fue el precursor de una dinastía, y algo fundamental, que al morir muy joven no quede perdida su memoria en los caminos del tiempo todo el arte que atesoraba, y lo que representó en nuestra reciente historia del toreo.
Su personal estilo de torear fue algo inimitable, gran personalidad y enjundia la de su toreo. Torero carismático, hondo y profundo, cautivó a la afición durante su corta carrera artística. Castigado por los toros, no fue un torero de suerte, se ensimismaba con el toreo; estaba más en su genial creación que en la lidia, es aquí donde estriba la diferencia, sin lugar a dudas fue un torero de arte, no un lidiador, esto ocasionó que en la desgraciada tarde madrileña del 31 de Mayo de 1931, el toro de nombre Fandanguero, de la ganadería de don Graciliano Pérez –Tabernero acabara con su vida en plena juventud.
Su toreo estaba lleno de enjundia y duende, toreo despacioso y acompasado, muy especial con la capa, con las manos bajas, hasta el propio Gregorio Corrochano, crítico taurino de su época le llegó a peguntar: “Gitanillo, ¿Se te para el corazón cuando toreas? dejando escrito en un articulo del diario ABC, en el que afirmaba que “toreaba tan lentamente, de modo tan pausado que, a veces, parecía que detenía el tiempo”.
Curro Puya, fue un torero de sentimiento hondo y profundo, a la misma vez que una persona afectuosa, buena y sencilla que ayudó a muchas gentes de su barrio de Triana, siendo un gran admirador de Juan Belmonte, del que se confesaba ferviente admirador.
“Gitanillo de Triana”, para las gentes de su barrio Curro Puya, fue un torero de embeleso, de arte, tal vez es aquí donde radicaría, a parte de su mala suerte, tantas cogidas, no lidiaba, se ensimismaba, se metía dentro de sí, creando una catarsis de belleza, de estética y de conjunción plástica imposible de imitar, pensamos que se olvidaba del peligro que encierran los toros, porque estaba más en la creatividad y en la esencia grande su toreo.
Que triste tarde aquella
que te cogió Fandanguero
está de luto Triana
se quedó sin el requiebro
de la gracia del toreo.
la Cava quedó callada
Triana en silencio
llorando la muerte
de un gitano torero.
Sant´Ana toca a duelo
la Plazuela está callada
por la muerte de un torero.
de un torito negro
negrito como la pena
que triste tarde aquella
que te cogió Fandanguero
llorando está de pena
al no hacer el paseíllo
un torero de la Cava
¡Si! Gitanillo de Triana
en los altísimos cielos.
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