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CRUZANDO EL PUENTE

MANUEL VALLEJO Cincuentenario de su fallecimiento

MANUEL VALLEJO Cincuentenario de su fallecimiento

 

 

PRIMERA ÉPOCA


Nació en Sevilla el 30 de octubre de 1891 y murió el 7 de Agosto de 1960. Se inició en reuniones privadas y cafés cantantes. En 1919 participó en el homenaje que se le ofreció a “El Portugués” en el Salón Variedades sevillano, desaparecido en 1923, montándose una gran manifestaciacute;n en la Plaza de la Campana para su despedida. Su popularidad fue alcanzada a lo largo de los años veinte y treinta en los que realizó muchas grabaciones discográficas y forma parte de elencos en gira por toda España, debutando en el teatro madrileño de La Latina en 1924. El 24 de agosto de 1925 se celebra la Copa Pavón por iniciativa del empresario del propio Teatro siendo sus participantes: El Niño Escacena, Pepe Marchena, el Cojo de Málaga, El Mochuelo y Manuel Vallejo, obtiene la copa en dura competencia con Pepe Marchena, cuya entrega le hace Don Antonio Chacón. Al año siguiente, 1926, en desagravio porque el mismo trofeo fue entregado a Manuel Centeno, por unas excelentes saetas, formándose un gran revuelo al estar el público en desacuerdo ya que todo el mundo coincidía que debería haber sido otorgado nuevamente a Vallejo; se prepara para el día 5 de Octubre una sesión en la que Manuel Torre le hace entrega de la *Llave de Oro del Cante; tenia la edad de cuarenta y siete años cuando actuó, con la guitarra de Antonio Moreno, que le había acompañado en muchas ocasiones. Este tocaor se encontraba enfermo; justamente el día 13 de mayo de 1.935, le había sido tributado un homenaje en su beneficio por la Niña de los peines y Pepe Pinto, falleciendo este genial guitarrista al siguiente año en plena guerra civil. Vivía en la calle Arte de la Seda núm.3 en compañía de Manolo de Badajoz también tocaor y Manolo Fregenal cantaor. 

Análisis de la Copa Pavón y la Llave del Cante

La Capital de España, en esta época era el centro de atención para todo aquel que quisiera triunfar, una vez desaparecidos los Cafés Cantantes de Sevilla. Todos los artistas tomaban rumba a la Capital de España con el objeto de alcanzar los triunfos. Los Empresarios teatrales creadores de la Opera Flamenca, ponían en practica inventivas con el objeto de atraer al máximo de público, hasta tal punto que cuando el público protestó por la no concesión de la Copa Pavón, el empresario del Teatro Pavón se inventó crear una nueva llave Oro del Cante exclusivamente para Manuel Vallejo, a igual que en reñida competencia con Silverio Franconetti le fue entregada en el Café malagueño “Sin Techo” de la Calle Siete Revueltas a Tomás El Nitri.
A partir de la concesión a Manuel Vallejo La Llave de Oro cae en el olvido, tienen que transcurrir treinta y seis años hasta otorgar una nueva, y es a iniciativa del III Concurso de Córdoba celebrado durante los días 19 y 20 de Mayo cuando le fue otorgada a Antonio Mairena, la III Llave de Oro del Cante, como siempre no exenta de polémicas, como ha sido hasta el otorgamiento de las siguientes. En definitiva una inventiva de los empresarios teatrales que se ha convertido en un mito en el cada cual tiene su interpretación personal.

SEGUNDA ÉPOCA

Durante el año 1927 y parte de 1928 se lo disputaban los locales madrileños hasta que sale a provincias con el espectáculo Solemne fiesta andaluza que encabezaba Don Antonio Chacón seguido del propio Vallejo y, tras de éste, Niña de los Peines, José Cepero, Ramón Montoya, El Estampío, Frasquillo, La Quila y otros varios. Muerto Chacón, Vallejo encabezó espectáculos de ópera flamenca con los que se mantuvo en carteles hasta 1936. Pasada la guerra civil, siguió actuando en distintos elencos y en 1950 encabezó el espectáculo El sentir de la copla. Permaneció haciendo giras hasta 1954, aproximadamente. Aunque sus cantes que más viva memoria ha dejado son las granaínas, bulerías, seguiriyas y fandangos, Vallejo dejó clara y brillante constancia en numerosísimos discos de cantaor general y superdotado de facultades canoras.
Pero no solamente el cante de Vallejo es una belleza la de su voz, sino que sus palmas, sus tacones – también bailaba en el frenesí de la fiesta - acometían el compás de las bulerías y otros cantes rítmicos, como los tangos o fandangos en una gama riquísima de aires, con una técnica perfecta. Su voz ejecutaba virtuosismos de poder a poder.


CONSIDERACIONES HISTÓRICAS

A Manuel Vallejo tendríamos que encuadrarlo, a igual que los intelectuales de la época, al haber sido un cantaor de la generación del 27. En los años veinte nace una reivindicación del pensamiento de nuestra forma de ser, que se consolidaría con el Ideario Andaluz. Todo este proceso histórico le cogió de lleno a Manuel Vallejo, estando toda su carrera artística inmersa en todos estos acontecimientos sociales.
Por todos era sabida la línea de pensamiento de "Manuel Vallejo", Al haber quedado demostrado por sus actuaciones en defensa de la Republica recién comenzada, lo que dio lugar una vez pasada la guerra, a pesar de haber actuado en varios elencos, que no fuera lo bastante considerado, quedando relegado al olvido, no siéndole reconocida su dilatada trayectoria artística. Para reafirmarnos en estos motivos, baste la letra de estos fandangos acompañados con la guitarra de Antonio Moreno.

Al grito de ¡ Viva España ¡
Después de escuchar el himno
Al grito de ¡ Viva España ¡
Canto un fandango gitano
Y en él llevo puesta mi alma
Como buen republicano.
Por la libertad de España
murió Hernández y Galán
un minuto de silencio
por los que ya en gloria están
Suplico en este momento.

Don Manuel Jiménez y Martínez de Pinillos, conocido por “Vallejo” muere un día siete de Agosto de 1.960, en el Hospital Central, dicho por todo el mundo en la miseria, algo que creemos incierto ya que aún su familia percibe derechos de autor. La propaganda del nuevo régimen impuesto se encargó de vilipendiarlo por su condición de republicano y homosexual. Tal vez esta última palabra pueda herir la susceptibilidad de algunos, pero es hora de decir las verdades de las que estamos necesitados después de tantos años de silencio impuesto. Cierto y verdad que no podemos demostrar con el hecho de las pruebas lo que escribimos, pero por todo el pueblo era sabido, no dando lugar nunca a un escándalo público, síntoma muy normal de esta época en la que esta condición, y aún en nuestros días, no ha sido reconocida como un hecho natural de nuestra madre naturaleza. Fue un cantaor grande e inconmensurable al que no se la ha rendido justicia, nada más que en le época de su República. 
El 13 de Octubre de 1936, actuó en una fiesta flamenca celebrada en El Alcázar de Sevilla en honor del Gran Visir El Majzen, Kaides y Moros Notables del Protectorado Español por el miedo impuesto, no teniendo más remedio que claudicar ante la fuerte represión existente de aquellos momentos, un fanatismo exacerbado que nos condujo a la barbarie. Afortunadamente nos 
quedó el testimonio de su cante, y aunque silenciado, no tuvo que partir para el exilio forzoso, porque el arte que atesoraba se impuso ante cualquier circunstancia por muy adversa que esta fuera. En la lejanía del tiempo, le rendimos nuestro más que merecido reconocimiento.

SU CANTE

Su cante ha pasado a la historia, aún en nuestros tiempos se siguen recordando, puesto a valorarlo seria interminable, ya que destacó en todos los palos, fue un cantaor largo, extenso. 
Sus bulerias fueron geniales, quien no recuerda “Asómate a la ventana” o la Media Granaina “Fue por que no me dio gana” o sus fandangos llenos de un estilo y personalidad asombrosa “De Mi larga enfemeá” o el Pregón del Manisero, que ya es un clásico.
Dotado de una voz prodigiosa y de un oído musical fuera de lo común eternizando todas aquellas letras de un poeta flamenco de excepción como fue Emilio Mezquita. Manuel Vallejo era completo, compás, ritmo, que ponía de manifiesto cuando cantaba por bulerias. 
Han pasado ya cincuenta años de su desaparición y aún lo tenemos en nuestra memoria, sigue estando latente, cabria preguntarnos si su no reconocimiento es debido a que sigue estando entre todos nosotros, su cante sigue vivo y será eterno, ya que Manuel Jiménez y Martínez de Pinillos es un clásico y los clásicos son eternos.
Para despedirme quiero dedicarle este pequeño poema reivindicativo para que honre su memoria.

Quien me iba a decir a mí
Que un día triste de agosto
Un cante precioso iba a subir
Por los senderos al cielo
Y jamás dejar tu cante oír.

Quien me iba a decir a mí
Que gentes interesadas
Quisieron apagar la llama
De tu cante y no poderlo oír.

Así, jamás y nunca fue,
Por que tu cante es eterno
Y siempre estará aquí.

Manuel Vallejo se llama
El que con su cantar
Encendió un cielo grana
Que no pudieron apagar.

En noches y amanecidas
Aún se oye su granaina
Cante grande su cantar
Con su voz laina y fina. 

Un rinconcito quiero
Para ver a su persona
Tallada en bronce negro.

Que lo vea toda Sevilla,
Todo el mundo entero,
Y nunca más lloremos
El cante de sus seguiriyas.

Cuanto será lo que quiero
El ver su persona tallada,
Tallada en bronce negro.

 

 

1 comentario

Beatriz -

No sabe la ilusión que me hace encontrar referencias y algo de luz sobre este cantaor.
Mis recuerdos de niñez son de ver y escuchar a mi padre tararear sus letras y sentir que su voz inundaba mi casa. Guardaba sus cintas y discos de vinilo como verdaderos tesoros. Aunque la frase que siempre me decía cuando le preguntaba por él es que cómo tantos otros tras finalizar la guerra no pudo cantar siempre lo que quiso y de cómo su ciudad se olvidó de su calidad y su obra.
Me dijo en una ocasión que le sorprendió, siendo mi padre joven, escucharlo hablar con una voz tan baja y tímida siendo tan luminosa cuando cantaba.
Le agradezco que avive la memoria de este gran cantaor y los recuerdos de mi simple persona.